viernes, 8 de marzo de 2013

Mirando por dentro. La Insuficiencia Renal Crónica

Escrito por: Joseph Chang *
Estudiante de Psicología de la Universidad de Guayaquil.


Empezaré hablando sobre los riñones ya que no son unos órganos que gocen de fama popular. Su principal función es la de filtrar la sangre y eliminar los desechos por medio de la orina. Cuando son incapaces de realizarlo como condición irreversible hablamos de Insuficiencia Renal Crónica (IRC). Las personas en esta situación tienen que eliminar las toxinas de alguna manera, sino los espera una rápida muerte. Existen dos alternativas (aparte del trasplante renal): La diálisis peritoneal y la hemodiálisis. Este último procedimiento consiste en extraer la sangre para que sea filtrada artificialmente a través de una máquina o dializador.


Dialycen, es uno de los centros de hemodiálisis de Guayaquil. Acuden un poco más de 60 pacientes renales, quienes tienen que acudir tres veces a la semana, cuatro horas cada día.

El psiquiatra colombiano Ariel Alarcón manifestaba que el paciente renal no solo ha perdido la funcionalidad de su riñón, sino que padecen de otras múltiples pérdidas: El rol laboral (muchos pacientes se ven obligados a dejar sus trabajos por los horarios de hemodiálisis), el rol familiar (en especial los hombres, quien históricamente aprendemos a ser los proveedores, se sienten desvalidos al no poder llevar el pan a su casa), habilidades físicas, habilidades cognitivas, funcionamiento sexual, entre otras.

Soy estudiante de psicología y tenía que cumplir ciertas horas de práctica laboral como parte de una materia. Así llegué al centro Dialycen. En esta entrada, quiero compartir mi experiencia en este acercamiento con la IRC y los sujetos que la padecen.

El teólogo brasileño LeonardoBoff define la ex-peri-encia como el conocimiento (ciencia) que se adquiere cuando se sale de sí mismo (ex) y se intenta conocer un objeto/fenómeno por todos los lados (peri). Este concepto me ayudará a trazar el camino a seguir en este escrito.

Saliendo de mí (ex)


Sentí un poco de miedo al principio, era la primera vez que me acercaba a personas que padecieran una enfermedad catastrófica, en este caso, la Insuficiencia Renal Crónica.

¿Cómo hablarles? ¿Qué decirles? ¿Cómo inculcarles esperanza de vida estando yo “bueno y sano”? ¿Cómo proceder cuando entro a la sala de diálisis contando que lo único que ven de mí son mis ojos –no podía entrar sin bata, pantuflas, gorro y mascarilla-, y lo que yo veo es su conexión con la máquina? Evaluación positiva. Totalmente. Como no hacerlo si me llevo más de lo que uno pensaba medianamente entregar. Recordaré algunos nombres (Aquiles, Carlos, Nancy), algunos rostros (no creo que olvide la tonalidad verde de los ojos de Rosita), algunas palabras (Yo nunca dejé que el trabajo me esperara, sino que yo esperaba al trabajo, me compartió Don Efrén Morales) y muchas de sus vivencias.

Seres humanos, como tú y yo. Toda una vida, un nombre, una historia –personal, familiar, contextual-, muchos sueños, ilusiones, decepciones, falencias, motivaciones, sentimientos, pensamientos, potencialidades, recursos personológicos. Nada de esto se pierde con la condición de enfermo. No pretendamos etiquetarlos únicamente con ese membrete.

Por todos los lados (peri)


Desde el principio busqué información que me ayudara a entender más la problemática, leyendo en especial el trabajo del Dr. Alarcón: Aspectos psicosociales del paciente renal. No obstante, aprendí que la teoría es insuficiente, necesita combinarse con la práctica para, en sintonía con el concepto de Boff, ir visualizando más lados del fenómeno e ir construyendo nuestro propio conocimiento, ya no solo el de los libros.

Mi mayor acercamiento lo tuve con los pacientes. Conversando con ellos, escuchándolos, es difícil no identificarse, colocarse de su lado, entender su posición. Me sucedió algo particular. Al planificar una charla para los familiares de los pacientes, mi intención preliminar era transmitir el siguiente mensaje: “Ame al paciente, acompáñelo, compréndalo”. Sin embargo, comprendí que es necesario dar espacio a las otras miradas de la situación, es necesario reconocer lo que sucede en el contexto, y resulta que la tarea del familiar, especialmente de aquel en quien recae la mayor responsabilidad en el acompañamiento del paciente (que suele ser un@), es muy complicada. Los pacientes pueden buscar una ganancia secundaria (sacar algún beneficio de la enfermedad: Atención, que me hagan las cosas, no ser responsable de nada). Resulta entonces que lo que percibe y vive el paciente no es lo único presente en la temática. La intención del mensaje a los familiares fue cambiando: “En algunos casos nos toca ser más pacientes que los llamados pacientes”.

Es necesario identificar, reconocer y conocer las aristas del prisma que se tiene al frente.

El conocimiento adquirido (ciencia)


Ya he ido presentando lo que aprendí, además concluiré que el eje primario del trabajo del centro, más allá de las diálisis, es la calidad de vida de estos pacientes. Es evidente que para llevar a cabo esta tarea es imprescindible la convergencia de esfuerzos de los protagonistas:

El paciente. Él/Ella tiene que reconocer la responsabilidad hacia su vida y su cuidado; fortalecer su autoestima y motivación, su valía como ser humano en esta una etapa de pérdida o duelo. Es fundamental el seguimiento psicológico que se realiza en el centro.
La familia. Esta no solo puede ayudar en aspectos prácticos del tratamiento como la dieta o el traslado, sino deberá sobretodo brindar aquel lugar donde se da y se recibe afecto. Esto influye en la percepción de la interferencia de la enfermedad en la vida del paciente.
Los profesionales del centro de salud: Médicos, enfermeras, nutricionista, psicólogo, trabajadora social, personal de limpieza y administrativos. Qué bien hace que este equipo multidisciplinario (La IRC requiere la presencia de un grupo de profesionales) se relacione con la persona que existe más allá de la enfermedad crónica. Estudios han comprobado que la adaptación social de los pacientes a los profesionales de salud constituye un sistema de soporte muy efectivo y facilita la adquisición de una mejor calidad de vida.

Esta área de trabajo, así como todas las de atención primaria de salud, requieren sensibilidad hacia la problemática. Reafirmo que la psicología es una profesión que más que velar por cambios, vela por personas. Donde me importa el otro. Reafirmo también mi compromiso de formación para poder responder adecuadamente a las demandas de ese otro. Reafirmo mi vocación social y de servicio.

Llegaría a plantear que aquello de que me importe el otro, fundamenta todo cambio social, pero de eso hablar en otra oportunidad. Guardaré esta ex-peri-encia, reconociendo lo mucho por mejorar en este camino de formación profesional y de crecimiento como ser humano.

Joseph y los familiares de los pacientes
* Joseph es amigo mío y primer colaborador del blog I want to see the world change, para la serie de entradas sobre Experiencias de vida.

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